Blog - Instituto Ruso Pushkin

 


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II SEMINARIO AEPRU
02/03/20

Los pasados 27 y 28 de febrero tuvo lugar el II Seminario AEPRU "La lengua y la cultura rusa en España: un enfoque multidisciplinar" en Madrid, organizado por la Asociación Española de Profesionales de Lengua y Cultura Rusas (AEPRU), el Instituto Ruso Pushkin de Madrid y la Universidad Politécnica de Madrid (Centro de Lenguas y Departamento de Lingüística y ETSI Caminos, Canales y Puertos).

Los talleres y conferencias tuvieron lugar en la ETSI de Caminos, Canales y Puertos, donde además contamos con una exposición y venta de materiales didácticos de las editoriales rusas ZlatoustRussky Yazyk. Kursy.

La jornada del jueves comenzó con la presentación del Seminario, en la que intervinieron Enrique Quero Gervilla, presidente de AEPRU y director del Centro Russkiy Mir de la Universidad de Granada; Serguei A. Sarymov, Director del Centro Ruso de Ciencia y Cultura y Primer Secretario de la Embajada de Rusia en el Reino de España; Anastasya Kostyuchek, Codirectora y Gestora de Eventos del IRP; Vicente Francisco Valverde González, Administrador del Centro de Lenguas de la Universidad Politécnica de Madrid (en representación del Vicerrector de Estrategia Académica e Internacionalización); e Ignacio Menéndez Pidal, Director Adjunto de la ETSI y alumno del IRP, que realizó la presentación Experiencia académica de la UPM en la Federación Rusa y CEI

También asistió a la inauguración Oleg Kolómin, Primer Secretario de la Embajada de Rusia en el Reino de España.

Comenzó entonces la jornada de conferencias y talleres con el bloque Enseñanza del ruso en España: 1) Ruso para adultos, 2) Ruso para niños, y 3) Ruso para fines específicos. Moderaron: Enrique Quero Gervilla (Universidad de Granada) y Aída Fernández Bueno (Universidad Complutense de Madrid), y se realizaron las siguientes ponencias: Специфика обучения русскому языку испаноговорящих студентов, por Enrique Quero Gervilla (Presidente de AEPRU, Universidad de Granada); Escuela Universalista Española y los orígenes del eslavismo en España, por Natalia Timoshenko Kuznetsova (Universidad de Alicante); Актуальные проблемы и перспективы развития Русского центра Гранадского университета, por Tamara Gorozhánkina y Tatiana Portnova (Universidad de Granada, Centro Ruso – “Rússkiy Mir”); y El componente transversal en la clase de RKI/РКИ, por Aída Fernández Bueno (Universidad Complutense de Madrid).

Después de una pequeña pausa para tomar un café, continuamos con el bloque Enseñanza del ruso en España (II): 1) Ruso para adultos, 2) Ruso para niños, y 3) Ruso para fines específicos. Moderaron Enrique Quero Gervilla (Universidad de Granada) y Svetlana Dalaloyán (EOI Málaga). Se realizaron las siguientes ponencias: Новые дескрипторы "Общеевропейских компетенций" и преподавание РКИ, por Anna Gólubeva (Editorial “Zlatoust”); Особенности словообразовательного форманта –инг  в современном русском языке, por Irina Votyakova (Universidad de Granada); Проблема лакунарности в переводе и преподавании русского языка испаноязычным учащимся и детям-билингвам, por Yulia Sandler (profesora de ruso, profesional autónoma); El uso de la onomatopeya en las clases de lengua rusa como extranjera, por Pavlo Marynenko (Universidad de Granada - Centro Ruso Russkiy Mir); Как облегчить процесс изучения  русского языка на курсах РКИ, por Gohar Ayvazyan (Centro de lengua rusa “Ruslandia”); y La fonética: sonidos que aprendimos, sonidos que enseñamos, por Svetlana Dalalolyan (Escuela Oficial de Idiomas de Málaga). 

Después del almuerzo, continuamos con La traducción en España: formación y práctica profesional: 1) Traducción literaria, 2) Traducción científico-técnica, 3) Traducción Audiovisual, 4) Traducción e interpretación jurada; y 5) Interpretación (consecutiva, simultánea, bilateral o de enlace). Moderaron Natalia Petróvskaya (País del Traductor) y Marta Sánchez-Nieves Fernández (ACE Traductores). Se realizaron las siguientes ponencias:  Представление практического  курса письменного и устного перевода в паре русский – испанский языки, por Natalia Petróvskaya (País del traductor); Diferencias y semejanzas al colaborar con agencias de traducción rusas y españolas, por Silvia Paje (Traductora, miembro de ASETRAD); Некоторые аспекты перевода русских народных сказок на испанский язык, por Evguenia Bulatova (Instituto Ruso Pushkin de Madrid); Eugeni Oneguin: la traducción poética al catalán de Arnau Barios, por Iván García Sala (Universidad de Barcelona); Великий посредник. Роль русского языка в переводе казахской поэзии на испанский, por Alexandra Cheveleva Dergacheva (Coordinadora de proyectos de la Agencia Nacional de Traducción de Kazajstán); Presencias y ausencias de la literatura rusa contemporánea en España, por Marta Sánchez-Nieves Fernández (traductora editorial, miembro de ACE Traductores). 

El viernes comenzó con el bloque Recepción y difusión de la cultura rusa en España: 1) Literatura, cine, teatro e imagen, 2) Música, ballet, ópera, folclore, 3) Historia, 4) Relaciones hispano-rusas (históricas y científico-culturales), 5) Periodismo y Comunicación. Moderaron Andrés Santana Arribas (Universidad de Cádiz) y Anastasia Kostyuchek (Instituto Ruso Pushkin de Madrid). Tuvieron lugar las siguientes ponencias: El cine como estrategia pedagógica y comercial: propuestas colectivas desde el Instituto Pushkin de la Universidad de Cádiz, por Andrés Santana Arribas, Olga Popova y Anna Rostovtseva (Universidad de Cádiz, Centro Universitario Internacional para Europa del Este y Asia Central, Instituto Pushkin y Centro Superior de Lenguas Modernas); La imagen de Rusia: el impacto mediático en la conciencia colectiva española, por Olga Pirozhenko (Universidad de Valencia - Centro Ruso "Russkiy Mir"); Коллекция Русского музея в Малаге. Русская душа Андалусии, por Olga Doskova (Museo Ruso de Málaga); 22 expediciones etnogtráficas a Siberia, por Carmen Arnau Muro (Fundación “Carmen Arnau Muro”, Museo Etnográfico y Sala de Exposiciones); Проблемы реализации культурных проектов в Испании, por María Kúbareva y Elvira Polénova (Asociación “Cultura sin fronteras”); Rusia y la enseñanza de la sociología: Rusia para los no interesados, por Juan Miguel Valdera Gil (Universidad de Granada); Международные учебные и культурные проекты СПбГУ в сфере русского языка как иностранного, por Svetlana Bolottseva (Universidad Estatal de San Petersburgo); Русская культура сквозь призму наших студентов; Anastasia Kostyuchek (Instituto Ruso Pushkin de Madrid).

Tras el almuerzo tuvieron lugar un bloque talleres didácticos. Moderaron: Anastasya Kostyuchek (IRP) y Benamí Barros García (Universidad de Granada). Los talleres fueron: Методические пути компенсации отсутствия языковой среды в практике обучения русскому языку (taller online), por Natalia Pomórtseva (Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos), Marina N. Kunovski (Jefa del Departamento del Idioma Ruso en RUDN University), y Galina Máyers (Profesora Superior de la cátedra de la Lengua Rusa en RUDN University) ; Инфографика как элемент сравнительного лингвострановедения, por Yulia Amlinskaya (Escuela de ruso “Russificate”); y El examen como punto de partida: técnicas de visualización y análisis de redes para optimizar el feedback en el aula de ruso como L2, por Benamí Barros García (Universidad de Granada).

Tras una pausa, tuvo lugar la Asamblea AEPRU, en la cual se tomaron decisiones importantes sobre las próximas actividades de la Asociación y se decidió el lugar para el Tercer Seminario, que será organizado en Málaga por la Escuela Oficial de Idiomas de Málaga y el Museo Ruso de Málaga. Tras el almuerzo, celebramos la Mesa redonda «El papel de la lengua y la cultura rusas en el mercado profesional español»

Tras la clausura y entrega de certificados nos trasladamos a Casa Valencia, donde pudimos disfrutar de un espectáculo ofrecido por el grupo de teatro Gato negro del IRP, y de la actuación del grupo de cante folklórico "Terra Melódica" de Moscú. 

Los alumnos interpretaron la obra "La tempestad de nieve", basada en el relato de A.S. Pushkin.

Las chicas de Terra Melódica nos sumergieron en la cultura del folklore ruso interpretando y explicando diversas canciones tradicionales, contando además con la participación del público. 

Al terminar, pudimos disfrutar de un aperitivo en la mejor compañía.

Queremos agradecer a todos su asistencia y participación en este Seminario, así como a la organización por su colaboración y confianza. ¡Esperamos volver a veros a todos muy pronto!

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MÁSLENITSA
01/03/20

Ayer celebramos Máslenitsa (Масленица) por todo lo alto en el Instituto con nuestros alumnos de todas las edades y sus padres.

En la entrada, contábamos con la posibilidad de probarse el traje nacional ruso para hacerse después una foto en el maravilloso fotocol realizado por nuestros alumnos del curso de pintura (lo podéis ver en la foto que encabeza este post y más abajo).

Para los más pequeños teníamos una sala en la que ver dibujos animados rusos gracias a nuestros colaboradores de KartinaTV.

Los peques también podían estar en la sala de juegos con nuestra profesora Alëna, que realizó un pequeño teatro del cuento ruso Колобок.


Por supuesto, contábamos con un montón de blinis (блины) preparados por nuestros colaboradores de la Cafetería El Búho para ser preparados al gusto por nuestras profesoras, además de пряникисушки y té.

Todo el Instituto estaba decorado por el arte de nuestros alumnos más pequeños del curso de pintura, que son unos verdaderos artistas.

Además, contábamos con tres puestos de artesanía rusa con un montón de souvenirs

Uno de ellos era de nuestros colaboradores de la tienda rusa Ráduga:

Otro era de la original repostería casera de Ianah Ropotinschi:

Y el tercero era de Galina Yaremko:

A mitad de mañana, pudimos ver la maravillosa actuación de las chicas del grupo de cante folklórico "Terra Melódica" de Moscú.

Interpretaron varias canciones tradicionales del folklore ruso y para varias de ellas contaron con la participación del público.

Al final, ¡nosotras también bailamos!

Fue una mañana estupenda y os agradecemos a todos que vinieses a celebrar con nosotras.

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UN PASEO ENTRE LAS CUMBRES DEL CÁUCASO
25/02/20

El pasado viernes 21 de febrero tuvo lugar la cuarta microconferencia del ciclo de este curso, "Un paseo entre las cumbres del Cáucaso", sobre Armenia y Azerbaiyán, impartida por nuestro alumno Iván Álvaro Herrero, historiador y estudiante de filología.

Desde el Mar Negro al Caspio, la cadena montañosa del Cáucaso forma una barrera maciza entre Europa y Oriente Próximo. Al norte comienzan las inmensas llanuras de Rusia. Al sur, la Transcaucasia. A principios del siglo XIX, la expansión rusa se centró primeramente en el Cáucaso, habilitando una barrera defensiva con la anexión de Georgia y Armenia, y la conquista de Azerbaiyán, habitada por los azeríes, pueblo de religión musulmana.

Durante la IGM, los victoriosos ejércitos zaristas controlaban la mayor parte de la región, aunque la retirada de la rusa soviética dejó este territorio sin gobierno. Los gobiernos independientes de Georgia, Azerbaiyán y Armenia, tras un breve experimento de apenas dos meses de duración de proyecto político conjunto en 1918 (la República Federal Transcaucásica), fueron sometidos entre 1920 y 1921, con la ayuda de los obreros rusos que trabajaban en las explotaciones petrolíferas de la zona y el apoyo de los comunistas locales, especialmente los georgianos, como el propio Stalin. Tras esta reincorporación se produjo un trazado de fronteras tremendamente artificial que aún hoy en día es recurrente fuente de problemas.

Hasta 1936, las tres repúblicas conformaban la República Soviética Federal de Transcaucasia; a partir de este año comenzaron su andadura como repúblicas federadas “independientes”. Georgia integraba también las repúblicas autónomas de Abjasia, Adzaria (musulmanas), y Osetia del sur (cristianos de lengua iraní). Azerbaiyán integraba las repúblicas autónomas del Alto-Karabaj, poblada mayoritariamente por armenios, y de Najichevan, poblada por azeríes, aunque separada del resto de Azerbaiyán por el sureste de Armenia.

Armenia, o Hayastán, como la llaman los armenios, los hay, es uno de los países más montañosos del mundo. Este pequeño país, aproximadamente del tamaño de Galicia, es una tierra de altas montañas, mesetas volcánicas y profundos valles. La situación geográfica del país hace que se vea sujeto regularmente a graves terremotos, como el de 1988, en el que murieron unas 25.000 personas, golpeando con especial fuerza en las ciudades de Spitak y Gyumri.

La historia de Armenia es aún más antigua que la de Georgia. Ya en el I milenio a.C. se desarrolló en la zona el importante reino de Urartu, uno de los pocos rivales del imparable Imperio Asirio. La decadencia de este reino llevó al asentamiento de los armenios, pueblo indoeuropeo, a principios del siglo VI a.C., aunque se mantendrían durante los siguientes siglos como vasallos de medos y persas, adquiriendo una gran autonomía tras la época de Alejandro Magno.

Durante los siglos II y I a.C. Armenia fue un próspero y poderoso reino, hasta su derrota ante las tropas romanas a mediados del siglo I a.C.; a partir de entonces, Armenia se convirtió en estado tapón entre los dominios romanos y parto/persas, alternando épocas de independencia y sumisión a uno de ellos. Alrededor del año 300, Armenia se había convertido en la primera formación política con el cristianismo como religión oficial, de la mano de la predicación de San Gregorio el Iluminador, fundador de la Iglesia armenia independiente. Los siglos IV, V y VI fueron una época de gran esplendor para la cultura armenia, especialmente tras el desarrollo del alfabeto armenio a principios del siglo V, atribuido al monje Mesrop Mashtots, que sirvió de vehículo de expresión a una rica literatura religiosa que contribuyó a reforzar la identidad cultural armenia; este monje fue además el principal artífice de la traducción de la Biblia al armenio.

Desde mediados del siglo VII, Armenia fue territorio vasallo del poderoso imperio árabe, aunque gozaba de amplia independencia debido a su propensión a la revuelta, gobernada por los Mamikonian, descendientes de San Vardan Mamikonian. No fue hasta el siglo IX que recuperó su independencia, bajo las Bagrátidas o Bagratuni, una nueva época dorada para la cultura armenia. La Gran Armenia desaparecería a mediados del siglo XI ante el avance de los ejércitos turcos y bizantinos; una parte importante de los armenios se refugiaron en Cilicia, y fundaron un nuevo reino conocido como Pequeña Armenia, importante aliado de los cruzados occidentales, que desaparecería a mediados del siglo XIV ante el avance de los mamelucos.

Entre los siglos XVI y XIX, la Armenia histórica, las tierras del triángulo Van-Sevan-Urmia, fue dividida entre los turcos otomanos, que controlaban la parte occidental, y los persas safávidas, que controlaban la oriental. El imperio de los zares solo englobaría, aproximadamente, esta mitad oriental, donde se produciría el renacimiento cultural armenio del siglo XIX, mientras que la occidental pertenece aún hoy a Turquía. Esto explica que el monte Ararat, símbolo de la nación armenia, aquel mítico monte bíblico donde reposó el Arca de Noé, se encuentre en suelo turco, aunque sea visible desde Armenia.

El pueblo armenio sufrió tremendamente durante la IGM, cuando los otomanos, por temor a que sirviesen de quinta columna rusa, intentaron deportar a los armenios de la parte oriental a Siria y Mesopotamia, lo que rápidamente degeneró en un auténtico genocidio, que se estima que se cobró millón y medio de víctimas; los que no murieron fueron deportados o emigraron, de tal forma que la parte occidental de la Gran Armenia quedó vaciada de armenios. Desde la integración en la URSS, Armenia disfrutó de unas décadas de paz y prosperidad, con un importante desarrollo económico (también cultural) que produjo la industrialización de Armenia y la emigración a la ciudad de la mayor parte de la población. El final de la unión soviética fue especialmente complejo en esta zona, ya que desde 1988 se intensificaron las tensiones entre azeríes y armenios. En 1988 se adoptaron medidas contra la población armenia en Azerbaiyán, lo que provocó la expulsión de los azeríes de Armenia. Las tensiones en el Alto-Karabaj (o Nagorno-Karabaj) escalaron rápidamente desde 1989, hasta convertirse en guerra abierta, en la que estos armenios contaban con el apoyo de Armenia, lo que provocó el bloqueo económico de Azerbaiyán y Turquía.

El producto más destacado del país, al igual que en Georgia, es el vino, junto con los albaricoques y melocotones.

A diferencia de otras antiguas repúblicas soviéticas la población armenia, de unos 3 millones de personas, es muy homogénea, aproximadamente el 98% de los habitantes son étnicamente armenios. Un tercio de la población se concentra en la capital, Ereván. También es curioso el hecho de que hay aproximadamente tantos armenios fuera como dentro del país, casi la mitad de ellos en Rusia, cuyos envíos de dinero son muy importantes para la economía armenia. La minoría más importante es la de los yazidíes, ya que la mayor parte de los azeríes fueron expulsados al final de la guerra. Los yazidíes son un pueblo de Oriente Medio de origen étnico incierto (aunque parece que relacionado con los kurdos), cuyas principales comunidades se encuentran en Irak y Alemania, que profesa una religión monoteísta de discutido origen. Es una comunidad muy integrada en la sociedad armenia, donde disfrutan de libertad religiosa, es posible que por la persecución común que sufrieron durante la IGM. La mayor parte de ellos viven en la zona de Armavir, al oeste de Ereván.

Como corresponde a esta estructura social, la mayor parte de la población (92%) profesa el cristianismo armenio, ligado a la Iglesia Apostólica Armenia, no vinculada a ninguna de las grandes confesiones cristianas. Hay pequeñas minorías de otras confesiones cristianas, como los evangélicos, y de yazidíes. La estructura social también explica la situación lingüística del país, donde el armenio es la lengua oficial y mayoritaria, hablada por el 98% de la población; el otro idioma que podemos mencionar es el kurmanji o kurdo del norte, dialecto del kurdo, hablado por los yazidíes.

El armenio, lengua indoeuropea, cuenta con un alfabeto único, creado por el monje san Mesrop Mashtots a comienzos del siglo V, compuesto por 38 letras, 31 consonantes y 7 vocales, que parece descender del pahlavi y el arameo, aunque con influencias griegas, como la escritura de las vocales y la dirección de la escritura de izquierda a derecha. Cada letra del alfabeto armenio tiene un valor numérico, lo que explica que aparezcan en textos históricos con este valor. El alfabeto armenio tiene dos curiosidades: si disponemos las 36 letras originales en un triángulo equilátero en el vértice superior tenemos la Ա, inicial de Astvats (Dios Padre), y en los otros las iniciales de Cristo y Surb Hogin (Espíritu Santo); si las disponemos dentro de una estrella de ocho puntas las letras que quedan en los vértices son las que componen la palabra Hayk (ՀԱՅՔ), antepasado mítico del pueblo armenio, cuyo hijo, Ara o Aram, habría fundado el reino.

En relación con esta peculiar identidad religiosa, se encuentra una característica muestra de la cultura armenia, los khachkari, cruces de piedra esculpidas en estelas. En la artesanía armenia destaca también el trabajo de las telas, especialmente los bordados, evidente en el taraz, el traje nacional armenio, o en las famosas alfombras armenias, generalmente de lana de oveja, entre las que destaca el tipo “Vishapagorg”, en las que el dragón simboliza la victoria de Vishapaqagh, “el conquistador de los dragones y el mal”; los textiles armenios tradicionalmente destacan por su gama de colores rojos.

El calendario festivo armenio es una curiosa mezcla de tradiciones paganas y cristianas. Por ejemplo, aunque hoy en día el Año Nuevo también se celebra el 1 de enero, a lo largo de la historia armenia se ha celebrado en otras dos fechas, coincidiendo con el Equinoccio de Primavera (Amanor), como en la tradición irania, o el 11 de agosto (Navasard). Es tradicional preparar un plato conocido como “gata”, una especie de pan dulce en el que se introduce una moneda, y unos tipos especiales de galletas que sirven para predecir el futuro. Otra fiesta tradicional que representa muy bien esta mezcla es el Barekendan, celebrado el día antes del inicio de la Cuaresma; originalmente se celebraba en febrero, cuando el vino producido en otoño estaba listo para su consumo. Otro ejemplo es el Día de la Bendición de las Uvas, que se celebra próximo a la Asunción de la Virgen; las uvas, de las que se hace el vino, que representa la sangre de Cristo, solo pueden ser utilizadas para comenzar a hacer vino tras la bendición, que también representa la bendición de las cosechas y garantiza la prosperidad del año.

(® Encyclopædia Britannica, Inc.)

Azerbaiyán se encuentra entre las montañas del Cáucaso, que marcan sus bordes al norte, el Gran Cáucaso, y al oeste y sur, el pequeño Cáucaso, y el Mar Caspio al este. Azerbaiyán es algo más grande que Castilla-La Mancha, pero algo menos que Andalucía.

Azerbaiyán, en tiempos antiguos, estaba habitado por una mezcla de pueblos iranios, turcos y caucásicos. En el I milenio a.C. estuvo dominado por diversos poderes extranjeros, situación que se repetiría en el I milenio d.C., en el que romanos, persas, y finalmente árabes dominaron estas tierras. La llegada de los árabes en el siglo VII fue un punto clave en la evolución histórica del territorio, ya que fue el comienzo de la penetración del islam en la zona. En el siglo XI esta zona fue ocupada por los turcos selyuquíes, lo que produjo un fenómeno de “turquización”, de tal forma que perdió su carácter iranio. Ya en el siglo XIII podemos identificar las características básicas que después conformarían la nación azerbaiyana. Estos siglos, desde la llegada de los turcos selyuquíes hasta finales del siglo XIV, fueron una época dorada para la cultura azerbaiyana.

Desde el siglo XVI la región formó parte del reino persa Safávida, época en la que se convirtió a la población del islam sunní al chií, resistiendo los avances otomanos en la zona. A principios del siglo XIX el avance de las conquistas zaristas provocó que el actual Azerbaiyán pasase a formar parte del imperio de los zares, aunque la división de los territorios en los que habitaban los azeríes provocó que la mayor parte de este pueblo quedase dentro de las fronteras del actual Irán (donde siguen estando hoy en día). En general, durante el siglo XIX la influencia rusa no fue especialmente intensa en la zona, es decir, que aquí no se desarrollaron políticas de rusificación importantes como en las actuales Bielorrusia y Ucrania, sino que, en cierto modo, Azerbaiyán era una colonia rusa. El descubrimiento de los yacimientos petrolíferos a finales del siglo XIX cambió esta situación, ya que aumentó el número de trabajadores rusos en la zona, especialmente en Bakú, y el control ruso debido a este preciado recurso se intensificó. Durante esta época, especialmente a finales de siglo, comenzó a desarrollarse la identidad nacional azerbaiyana, ya que, a diferencia de sus vecinos georgianos y armenios, los azeríes no tenían un precedente como formación política independiente, sino que durante siglos habían sido parte de la Umma, la comunidad islámica. De hecho, el término azerbaiyano solo aparece en estas últimas décadas del siglo XIX. Esta naciente conciencia nacional estaba en una encrucijada ideológica, entre la fidelidad a los zares, la influencia persa y turca, y los deseos de un acercamiento a Europa. A principios del siglo XX una consigna muy extendida entre los intelectuales era “turquificar, islamizar, europeizar”. No obstante, este nacionalismo aún no había calado en la mayor parte de la población, aunque sí que estaban extendidos los recelos frente a las élites cristianas que controlaban la economía de la zona, respecto a rusos y sobre todo armenios.

Al igual que en Georgia y Armenia, la época soviética supuso para Azerbaiyán un período de paz y prosperidad, con un importante desarrollo económico que trajo la industrialización y la urbanización de la república. Los últimos años de la URSS vieron explotar las tensiones entre armenios y azeríes, y convertirse en guerra abierta, hasta el alto al fuego de 1994, pasando por la declaración de independencia de Nagorno-Karabaj en 1992; aunque ha sido violado en distintas ocasiones, ha conseguido mantenerse hasta la actualidad. Desde 1993 el país ha estado presidido por un miembro de la familia Aliyev.

La economía de Azerbaiyán depende en cierta medida de la exportación de hidrocarburos y de gas natural. A principios del siglo XX aquí se producía más de la mitad del petróleo mundial, más que en ningún otro lugar del planeta. Con el paso del siglo XX su importancia se fue reduciendo, según se fueron agotando las reservas de hidrocarburos. Sin embargo, en los años 90 se descubrieron nuevos pozos petrolíferos y su extracción volvió a convertirse en motor económico del país.

La población azerbaiyana, de unos 10 millones de personas, es de forma mayoritaria étnicamente azerí (aproximadamente el 90% de la población). Minorías importantes son lezguinos (pueblo caucásico que también vive en el vecino Daguestán ruso), rusos, armenios y talyshi (pueblo iranio que también vive en el vecino Irán). También es importante señalar que se calcula que unos 13 millones de azeríes viven fuera de Azerbaiyán, especialmente en Irán.

Prácticamente la totalidad de la población azerbaiyana es musulmana, ya sea chií (alrededor del 60%) o sunní (en torno al 33%), mientras que el porcentaje de cristianos (armenios y ortodoxos) es muy bajo. No obstante, se cree que en muchos casos esta adscripción religiosa es más nominal y cultural que real. Como corresponde a la composición étnica, el idioma más hablado en Azerbaiyán, y única lengua oficial, es el azerí o azerbaiyano, lengua túrquica de la rama Oghuz o sudoccidental, que originalmente se escribía con alfabeto árabe, con alfabeto latino entre 1929 y 1938, cirílico entre 1938 y 1992, y de nuevo alfabeto latino desde el 92, similar al utilizado para el turco. Otros idiomas hablados en el país son el lezguino, el talyshi y el ruso, importante como segunda lengua para un porcentaje notable de la población.

La cultura azerí es una mezcla de elementos iranios, túrquicos, caucásicos y algo de influencia eslava. El sustrato iranio es evidente en las características de la principal fiesta nacional, el Novruz, el equinoccio de primavera, y también el Año Nuevo, como era costumbre tradicional entre los pueblos iranios. Una destacable realización de la artesanía azerí son las alfombras.

Un hallazgo arqueológico muy importante que se ha realizado en Azerbaiyán son las representaciones rupestres del Gobustán, cerca de Bakú, a unos pocos kilómetros de la costa del Mar Caspio, realizadas durante el Paleolítico.

De la época dorada de la cultura azerbaiyana de los siglos XI-XIV podemos destacar dos figuras, Neẓāmī (1141-1209), también conocido como Ganjavī (ya que nació en Ganja, ciudad de la que se dice que solo abandonó en una ocasión), gran poeta y filósofo de la tradición persa, conocido por su Khamseh (“Quinteto”), una pentalogía de poemas, de distintas características, algunos de ellos didácticos, y otros épicos, como Khosrow o-Shīrīn (“Cosroes y Shīrīn”). La otra figura a señalar es la de Imadaddin Nasimi (1369-1417), también poeta y filósofo, de gran cultura y sabiduría, fiel seguidor del hurufismo, movimiento sufí que enaltece el ser humano por sostener que en él se manifiesta el principio divino. A lo largo de los siglos, su poesía ha tenido un impacto significativo en el desarrollo de la poesía en azerbaiyano y turco.

Al finalizar la conferencia, pudimos disfrutar de una ceremonia del té al estilo azerbaiyano, aprendimos sobre esta cultura y probamos dos deliciosas recetas de té. Además, degustamos dos platos típicos:

El lavash es un tipo de pan muy extendido, consumido desde Turquía hasta Asia Central, pasando por el Cáucaso e Irán. En Armenia es especialmente importante. Los ingredientes son harina, agua y sal, a partir de los cuales se hacen una especie de tortitas, que tradicionalmente se cocinan pegándolas en las paredes del horno (tonir). Al secarse el lavash se endurece y se vuelve frágil. Puede utilizarse tanto seco, como en la Eucaristía de la Iglesia Apostólica Armenia, como rehidratado, por ejemplo, para los durums en Turquía.

El lulia kebab es un plato azerbaiyano parecido al shashlik, una especie de brocheta de distintos tipos de carne, aunque lo tradicional es el cordero y sobre todo la carne picada, que se mezcla con especias, sal y pimienta negra. Es habitual que se sirva con pan y algún tipo de vegetal como acompañamiento.

¡Muchas gracias a todos por venir! ¡Nos vemos en la próxima!

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UN PASEO ENTRE EL DNIÉPER Y EL PRUT
29/01/20

El pasado viernes 24 de enero tuvo lugar la tercera microconferencia del ciclo de este curso, "Un paseo entre el Dniéper y el Prut", sobre Moldavia y Ucrania, impartida por nuestro alumno Iván Álvaro Herrero, historiador y estudiante de filología.

Iván comenzó hablando sobre Moldavia, un país pequeño situado entre dos ríos, el Dniéster y el Prut, y entre Ucrania y Rumanía. 

El clima es parecido al de Ucrania, templado, aunque algo más continental y seco, con inviernos relativamente suaves y veranos cálidos y largos. En muchos aspectos es comparable al clima del interior de España. Junto con la riqueza de su suelo, muy similar al de Ucrania, el clima moldavo produce un marco incomparable para la agricultura, cereales, tabaco, remolacha, girasoles y diversos tipos de árboles frutales, aunque destaca particularmente el cultivo de la vid; el vino es el producto estrella de Moldavia, donde se encontraban el 25% de los viñedos de la URSS, en un territorio que no ocupaba más del 0,15% de la superficie.

Lo que hoy conocemos como Moldavia se ha denominado tradicionalmente como Besarabia, especialmente una zona que hoy en día pertenece a Ucrania bajo el nombre de Budjak. Durante el I milenio a.C., estas tierras estaban gobernadas por los escitas. Aquí, las campañas romanas contra getas y dacios, con la conquista de este territorio a principios del siglo II, provocaron la romanización de estas tierras. Esto explica que el moldavo no sea una lengua eslava, sino un dialecto del rumano, y, por lo tanto, una lengua romance, escrita en alfabeto latino, excepto en época soviética (actualmente solo se mantiene el uso del alfabeto cirílico para el moldavo en Transnistria).

Hasta 1828, Moldavia disfrutó de una notable autonomía, que se fue reduciendo según avanzaba el siglo XIX, acompañada por políticas de rusificación en el último tercio de siglo, que tuvieron éxito entre las élites terratenientes, pero escaso entre un campesinado mayoritariamente analfabeto. La fundación del reino de Rumanía en 1881 supuso un polo de atracción para el nacionalismo moldavo, aunque no empezaría a manifestarse realmente hasta después de la Revolución de 1905, alimentado por maestros de escuela y párrocos locales. No obstante, la época de gobierno ruso fue relativamente próspera para el territorio, productor de preciados recursos agrícolas.

Tras la Revolución, Moldavia siguió los pasos de Ucrania y buscó la independencia, pero finalmente se decidió que el curso más seguro de acción era integración en el Reino de Rumanía en 1918; las autoridades soviéticas nunca reconocieron el derecho de Rumanía a este territorio, mientras mantenían el control de la orilla oriental del Dniéster, la actual Transnistria. La unión con Rumanía no fue especialmente beneficiosa para Moldavia, ya que, a diferencia del Imperio Ruso, no era un mercado para sus productos agrícolas, la ruta comercial tradicional hacia Odesa estaba cerrada, y no se produjo mejora alguna de las infraestructuras. Gracias al Pacto Molotov-Ribbentrop y la debilidad aliada, la URSS pudo exigir la reintegración de Moldavia a una Rumanía sin más opciones. Se conformó así la República Socialista Soviética de Moldavia, que se unió a la República Autónoma de Moldavia, Transnistria. Rumanía, como aliada de Alemania, recuperaría el territorio entre 1941-42.  Solo con el avance soviético durante la IIGM se reocupó este territorio y se restauró la RSSM.

Siguiendo los pasos de Ucrania, Moldavia proclamaría su soberanía en 1990 y su independencia en 1991. Frente a la mayoría moldava, los rusos del este del Dniéster, en Transnistria, y los gagaúz, pueblo de origen túrquico, en el sur, declararon repúblicas independientes; resultó imposible someter Transnistria en la breve guerra civil de 1992. Además, el país estaba dividido respecto a la reconstitución de la unión con Rumanía. En el referéndum de 1994, el voto a favor de mantener la independencia fue mayoritario. En estos momentos se estaba ya desarrollando el moldavianismo, ideología de autodeterminación que enfatizaba las diferencias con Rumanía. El Partido Comunista ganaría las elecciones de 2001 y 2005, siendo Moldavia la primera exrepública soviética en donde sucedió, aunque iba teniendo cada vez más una postura pro-UE, que asumiría cada vez más el país hasta la actualidad, especialmente tras los sucesos en Crimea, que provocaron la ratificación de un acuerdo de asociación con la UE, un paso previo muy importante a la integración.

Transnistria se declara aún hoy en día en secesión, ante la contrariedad de Moldavia, país del que teóricamente es parte constituyente. Su independencia de facto se debe en gran medida al apoyo ruso, uno de cuyos cuerpos de ejército se encuentra destinado en la región, a pesar de que Rusia aún no ha reconocido oficialmente este pequeño estado, que controla la mayor parte de las plantas energéticas moldavas. La independencia seguía teniendo mucho apoyo entre la población, al menos cuando se realizó el referéndum de 2006.

Moldavia disfrutaba, en época soviética, de una agricultura modernizada, una industria diversificada e infraestructuras modernas. No obstante, la transición de la economía planificada a la de mercado ha sido lenta y dificultosa, principalmente debido a la corrupción y la falta de inversión extranjera, de tal forma que todavía es uno de los países más pobres de Europa. El mayor potencial económico del país son sus ricos suelos y su clima, que producen unos excelentes resultados agrícolas. La mayor parte de la industria se concentra en Transnistria. De esta forma, en Moldavia, el sector primario casi aporta tanto al PIB como el sector secundario.

La cultura moldava es muy similar a la de Rumanía, debido a los fuertes lazos históricos que unen a ambos países, aunque con mayor influencia eslava, evidente en la extensión de la ortodoxia, que determina el calendario festivo del país. La cultura popular sigue viva en Moldavia, especialmente en el campo, y es promocionada por el estado. Entre la música tradicional destaca la balada Mioriţa. Es también tradicional un tipo de lucha muy similar a la grecorromana conocida como Trântăhttps://www.youtube.com/watch?v=iuTEME8WOKw.

Ucrania, el segundo país más grande de Europa, se extiende entre la cuenca del Don al este, los Cárpatos al oeste, y el mar Negro al sur. 

El clima está influenciado por el aire moderadamente cálido y húmedo del Atlántico, especialmente en el oeste, lo que explica que el clima sea considerablemente más suave que en el este del país. En contraste con el resto de Ucrania, la costa sur de la península de Crimea disfruta de un suave clima de tipo mediterráneo, con inviernos suaves y lluviosos con poca nieve, y veranos cálidos y secos.

Las características geográficas y climáticas de Ucrania no parecen justificar la riqueza agrícola de este territorio, tradicional granero de Rusia. El secreto no está tanto en el clima o las precipitaciones, sino en los suelos, las tierras negras, que se encuentran entre los más fértiles del mundo, extremadamente ricos en nutrientes.

Ucrania fue la cuna de una de las primeras formaciones políticas estables de esta Europa oriental, esteparia, el reino Rus de Kiev, fundado por los varegos a partir de las formaciones territoriales eslavas preexistentes, convirtiéndose en la élite política y económica del nuevo reino, aunque pronto se eslavizaron. Desde mediados del siglo IX hasta mediados del XI se mantiene como un poderoso reino bien cohesionado, en buena medida gracias a la adopción definitiva del cristianismo ortodoxo a finales del siglo X (con el bautizo del monarca Volodymyr como Vladimir I, el Grande, en el año 988). La adopción del cristianismo bizantino colocó a este reino en la órbita política y cultural bizantina, lo que supuso el desarrollo de una cultura con influencias bizantinas y el desarrollo de la escritura; el hijo de Vladimir, Yaroslav I el Sabio, promulgó el primer código legal eslavo, conocido como Руськая правда (‘la ley de Rus’). 

La conversión al cristianismo consolidó la posición de los rjuríkidas como monarcas ungidos por Dios, pero no resolvería el principal problema el reparto de las distintas regiones del reino entre los hijos varones, que en épocas de debilidad del poder central tendían a la independencia. El reino entraría así en una lenta decadencia, cediendo ante la progresiva descomposición de la autoridad central, hasta ser incapaz de enfrentarse a los imparables mongoles, que derrotaron a las tropas de los príncipes en la batalla del río Kalka (1223), aunque la verdadera invasión no se produjo hasta unos años más tarde, entre los años 1237 y 1240, cuando cayó Kiev.

Los mongoles de la Horda de Oro controlarían las estepas y la península de Crimea durante dos siglos, hasta ser derrotados por los príncipes de Moscú, aunque en Crimea sobrevivió el Kanato de Crimea hasta la conquista rusa en 1783. El noroeste y el centro de Ucrania pasaron a estar controlados por los duques lituanos desde la época de la invasión mongola, mientras que Polonia controlaba el extremo occidental, conocido como Galitzia. Tras la Unión de Lublin y la formación de la Mancomunidad de Polonia-Lituania en 1569, la actual Bielorrusia pasó a ser parte de Lituania, y Ucrania de Polonia, lo que aceleró la diferenciación de ucranianos y bielorrusos, y la integración de toda Ucrania ante la eliminación de las fronteras internas. Durante la época de gobierno lituano y polaco se produjo una clara polonización de la élite social (que por lo tanto se convirtió mayoritariamente al catolicismo) y el deterioro de la situación del campesinado, ortodoxo, reducido a una servidumbre con unas condiciones cada vez más onerosas, lo que provocó un importante descontento desde finales del siglo XVI.

El dominio polaco de Ucrania terminó con las reparticiones de Polonia a finales del siglo XVIII, cuando todo el territorio excepto GalitziaTranscarpatia y Bukovina (parte del Imperio Austrohúngaro) pasó a estar directamente gobernado por los zares, ya que paralelamente Catalina la Grande había acabado con la autonomía del Hetmanato. En general se produjo una rusificación de la aristocracia, con la pérdida de importancia progresiva de la nobleza polaca en el oeste. La abolición de la servidumbre en 1861 favoreció el crecimiento industrial en el este de Ucrania, aunque generalmente los trabajadores eran de origen ruso. La rusificación de Ucrania fue especialmente notable en el terreno religioso, con la reimposición de la ortodoxia y la eliminación de las particularidades locales. Estas políticas de rusificación derivan de la consideración de Ucrania como parte de Rusia, la Pequeña Rusia, separada de la unidad de los Rus por la invasión mongola y la perniciosa influencia polaca. Desde mediados del siglo XIX se observa la progresiva aparición de la cultura nacional ucraniana, sobre todo a través de la literatura, donde destaca la figura de Taras Shevchenko, cuya concepción de Ucrania como una sociedad libre y democrática tendría un gran impacto en la formación del pensamiento político ucraniano. 

El territorio ucraniano, especialmente la mitad occidental, sufrió importantes devastaciones durante la IGM. Tras la Revolución de Octubre se proclamó la República Nacional de Ucrania, aunque no puedo mantenerse como independiente más de unos pocos años; en 1921, tras la paz entre Rusia y Polonia con el Tratado de Riga, la mayor parte de Ucrania fue definitivamente ocupada por el Ejército Rojo y se convirtió en la República Socialista Soviética de Ucrania, una de las fundadoras de la URSS. Durante los años 20 se produjo una gran efervescencia cultural de carácter completamente ucraniano de la mano de la revitalización de la Iglesia ortodoxa ucraniana. Desde finales de los años 20 se iniciaron las políticas de industrialización, colectivización y rusificación.

Las pérdidas de Ucrania durante la IIGM fueron altísimas, con unos 5 millones de muertos y la destrucción de prácticamente todo el tejido económico. El renovado control soviético supuso la reconstrucción económica del país, pero también el retorno de duras políticas de rusificación. En general el ascenso al poder de Jrushchov supuso un control político más distendido, que se notó especialmente en Ucrania; en 1954 se celebró el tricentenario de la reunificación de Ucrania y Rusia, y se le entregó a Ucrania una península de Crimea muy deshabitada, ya que los tártaros habían sido deportados al final de la IIGM.

A diferencia de las Repúblicas Bálticas, el despertar del nacionalismo ucraniano tras las reformas de Gorbachov fue lento, y solo estaba plenamente activo para 1989. Este despertar estuvo acompañado de la revitalización de la Iglesia ortodoxa ucraniana, que en 1988 celebraba un milenio de existencia. En julio de 1990 ya se proclamó la soberanía ucraniana, que se convirtió en independencia en agosto del 91.

En época soviética la economía de Ucrania contaba con una industria bien desarrollada (alrededor del 17% de la producción de la URSS), como una de las repúblicas más prósperas de la URSS, a pesar de los daños sufridos durante la Gran Guerra Patria, y una gran riqueza agrícola (21-25% de la producción de la URSS). La transición al capitalismo fue muy dura, especialmente hasta 1996, y la economía no empezó a crecer hasta después del cambio de siglo, en parte gracias al aumento de los intercambios con Rusia, aunque eso no impidió la emigración de muchos jóvenes, especialmente del oeste rural. La economía volvió a contraerse como resultado de la crisis política que supuso el fin del gobierno de Yanukovich en 2014. Los sectores primario y secundario retienen en Ucrania una mayor importancia que en otras economías desarrolladas, pero el terciario sigue siendo el principal, mientras que el país tiene una gran dependencia energética.

Ucrania disfruta de un rico legado cultural, fruto de la influencia occidental, pero sobre todo eslava. Esto se aprecia en aspectos tan determinantes como la religión, hasta otros tan pequeños como la artesanía, entre la que destacan los huevos de Pascua ricamente decorados (Писанки), tradicionalmente en rojo, como símbolo de la Pasión de Cristo. Entre las artesanías destaca el bordado de tejidos, como el que se observa en la prenda nacional ucraniana, el Вышиванка. También podemos destacar el baile típico de Ucrania, el Гопак (https://www.youtube.com/watch?v=4Mn_VFQNaI0), bailado principalmente por hombres, con su peculiar carácter acrobático, en un país que enorgullece de su tradición musical popular.

Por último, es interesante hablar sobre el importante desarrollo literario paralelo al desarrollo de la conciencia nacional ucraniana durante el siglo XIX. Considerado muchas veces como padre de la literatura ucraniana encontramos a Ivan Kotlyarevsky, y su peculiar reimaginación de la Eneida de Virgilio (1798), en la que Eneas y los troyanos pasan a ser cosacos, la primera obra escrita totalmente en ucraniano. En Ucrania, el Romanticismo, pero sobre todo el Realismo, fueron corrientes muy productivas. Entre los autores los realistas podemos mencionar a Ivan Franko y su obra Zakhar Berkut, historia sobre la oposición de los habitantes de los Cárpatos a la invasión mongola. Sin embargo, el más importante escritor ucraniano es, sin duda alguna, Taras Shevchenko. De todas sus obras una de las más populares sigue siendo Zapovit (‘Testamento’). 

Nuestra profesora de la escuela infantil, Elena, interpretó un precioso poema de Shevchenko, El Lirio.

Después, pudimos disfrutar de diversos platos típicos:

El kompot (компот) es una bebida parecida a una compota de frutos y bayas secas, que se introducen en agua hasta que hierven, pudiendo ser endulzada con miel o azúcar, y que se toma caliente.

Los nalísniki (налисники) son parecidos a los blinis rusos, aunque normalmente el término hace referencia a la versión rellena de estos, que en Ucrania también se conocen como mlyntsi (млинці). El relleno puede ser muy variado, como el de los varényky.

Los varényky (варéники) se cocinan a partir de una masa, en este caso de patata, de forma cuadrada o de media luna, que puede tener rellenos diversos, como queso, carne, huevo, o guindas, por poner unos ejemplos. Después de envolver el relleno con la pasta, se cuecen, se hacen al vapor, o incluso se fríen. Pueden acompañarse con distintos productos, como smetana o cebolla.

¡Muchas gracias a todos por venir! 

La próxima conferencia tendrá lugar el 21 de febrero y será sobre Armenia y Azerbaiyán.

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MITOLOGÍA ESLAVA
28/01/20

La nueva exposición de nuestros pequeños artistas está dedica a la mitología eslava. En tiempos remotos los eslavos creían en los espíritus y sabían cómo había que tratarlos. Los espíritus vivían en todas partes. 

El espíritu de casa era Domovóy; el de la sauna, Bánnik; el del patio de la casa, Dvorovóy

Encima de la estufa vivía Bastruja, en el trastero vivía Klestnik, en el campo, Polevóy, y también su hijo Lugovichok

En el pantano vivía Kikímora. Léshiy y Baba-Yagá vivían en el bosque, Vodianóy con la sirena Mara, en los depósitos de agua. También vivían Kashéy, el pájaro Magol, el pájaro Sirén, Finist el halcón bonito, Moros o Zhuzha, Shishiga, Lijo, Gorínich, Buka-Muka, Gato-Bayún, Zhíjorca...

Новая выставка поделок и рисунков наших маленьких художников посвящена славянской мифологии. В стародавние времена славяне верили в разных духов и знали, как с ними обходится. Духи были везде.

Дух дома-Домовой, бани-Банник, у двора Дворoвой, за печью живёт Баструха, Клестник в чулане, Полевой в поле и там же его дитя Луговичёк.

Кикимора в болоте, Леший и Бабушкa Яга в лесу, Водяной с Марой-русалочкой в водоёмах.

Ещё были Кащей, птица Магол, птица-Сирен, Финист-ястный сокол, Мороз или Зюзя, Шишига, Лихо, Гарыныч, Бука-мука, Кот-Баюн, Жихорка и многие другие.

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